
Sería conveniente, tanto para la madre como para el futuro bebé (y nuestro futuro aprendiz), llevar a cabo una preparación previa, tanto física como mental, de los dos futuros padres.
Deberemos realizar una visita al médico y cerciorarnos de cómo está nuestro estado de salud, llevar a cabo el tratamiento de aquellas posibles enfermedades tales como la diabetes, hipertensión arterial, infecciones, etc., que pueden dificultar el desarrollo del embarazo y el desarrollo del bebé, y controlar la ingesta de medicamentos
Llevar una vida sana, con una dieta equilibrada que nos prepare para las necesidades que deberemos cubrir, consumiendo productos que contengan ácido fólico, una vitamina que podemos encontrar en muchas frutas, verduras y cereales y que resulta muy importante para el bebé, porque ayuda a la formación del tubo neural, que es la parte del embrión que posteriormente se convierte en el cerebro y en la médula espinal. Algunos alimentos que contienen ácido fólico son:
• Yema de huevo.
• Lentejas.
• Zumo de naranja.
• Lechuga.
• Espinacas.
• Avena.
• Higado.
Por el contrario debemos evitar el consumo de pescados con alto contenido en mercurio: pez espada, caballa. Abandonar el hábito del tabaco o el consumo de alcohol, que incrementan el riesgo de nacimiento prematuro o bebés de bajo peso al nacer y no exponerse a aquellos productos tóxicos, químicos o radiaciones que pudieran afectar tanto a los espermatozoides como a los óvulos.
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