A pesar de que a partir de los nueve meses los bebés ya son capaces de saber lo que necesitan, todavía no pueden comunicarlo con palabras. Para intentar salvar esa barrera que transcurre en el lapso de tiempo hasta que el bebé comience a hablar, podemos empezar con esta forma de comunicación, que además reporta otros muchos beneficios.
Algunos padres piensan que esto les retrasará en la adquisición del lenguaje, pero los estudios que se han llevado a cabo desde los años ochenta, elaborados y avalados por instituciones como el National Institute of Child Health and Human Development señalan que, enseñar la lengua de signos, además de constituir una herramienta de comunicación, añade otros beneficios:
- Se incrementa el vínculo afectivo con el bebé, al interactuar con él de manera temprana
- El bebé experimenta menor frustración, al poder comunicar sus necesidades y sentimientos, disminuyendo así el llanto y el berrinche.
- Se promueve y estimula el desarrollo del lenguaje verbal y amplía el vocabulario del niño en los años posteriores.
- Se Incrementa el IQ del bebé
- Aumenta la autoestima del niño, al compartir su mundo con quienes le rodean.
- Debido a que las señas involucran tanto la vista como el lenguaje verbal, se utilizan ambos hemisferios del cerebro, lo cual produce más sinapsis, o conexiones, en el cerebro en desarrollo del bebé.
- Eleva el interés por la lectura y los libros al poder expresar lo que ve.
- Si el bebé está siendo educado de una manera bilingüe, funciona como puente entre los dos idiomas.
El lenguaje no verbal de los bebés está basado en el Lenguaje de Señas Americano (ASL) y comprende ideas básicas relacionadas con el cuidado básico de los más pequeños, como pueden ser la comida, el baño, la higiene, las emociones o las personas más allegadas.
Cuando le enseñamos a nuestros bebés el lenguaje de signos, debemos demostrarles muchas veces, cuál es el signo correcto para la palabra o la idea que le estamos enseñando, y también pronunciando la palabra una y otra vez.
- Mamá: con la palma estirada y los dedos apuntando hacia arriba, acerca el pulgar a tu barbilla.
- Papá: igual que la seña de mamá, pero con el dedo pulgar en la frente.
- Comer: acerca la mano a la boca, como si sujetaras un pedazo de comida y fueras a introducirla.
- Leche: abre y aprieta el puño (como si se ordeñara una vaca).
- Bañarse: mueve los puños de arriba hacia abajo sobre el pecho.
- Caliente: simula morder algo y echarle aire con la mano.
Me parece MUY interesante. Lo pondremos en práctica, cuando llegue el momento. ;)
ResponderEliminarExcelente información, gracias
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